Los ejemplares grandes resultan impresionantes pero caros, mientras que las plantas más pequeñas, menos de exposición, suelen presentar un aspecto más bien patético colocadas sin más sobre un estante o una mesa. Se conseguirá un impacto mucho mayor agrupandolas para formar una especie de «matorral» de interior. Hay muchas formas de lograrlo, desde la simple agrupación de varias plantas en tiestos individuales —bien sea colocadas independientemente o dispuestas sobre una bandeja de grava— hasta la creación de plantaciones mixtas semipermanentes en grandes jardineras o cuencos. El tamaño y complejidad totales del proyecto dependen sólo del bolsillo y de las necesidades de la decoración, pero hay una regla básica que debe seguirse siempre: elegir, cuando sea posible, plantas que sean compatibles en sus necesidades de luz, color y agua. Si la elección es acertada en este aspecto, las plantas de un grupo prosperarán normalmente mucho más que ejemplares similares en cultivo aislado. Para conseguir la máxima flexibilidad, colocar las plantas separadamente sobre platillos individuales o sobra una bandeja de grava. De este modo resulta fácil variar la colocación o reemplazarlas si se marchitan.
Para obtener una composición más permanente, pero aún variable, hundir las macetas individuales en turba húmeda. Es un medio excelente para combatir las condiciones de sequedad de la mayoría de las habitaciones con calefacción central. Hundir las macetas sólo hasta el aro; así se podrá verificar las necesidades de agua de cada planta. En la práctica, estos grupos hundidos en turba tienden a convertirse en semipermanentes, pues las raíces de las plantas prosperan extraordinariamente de esta forma. Para hacer grupos aún más permanentes, plantar directamente en la mezcla de cuItivo. Utilizar una mezcla que drene bien, con una buena proporción de turba de esfagno fresca, Si no existen orificios de desagüe, colocar en el fondo una capa de unos cinco centímetros de grava o de trozos de tiesto mezclados con pedazos de carbón vegetal. Para rematar la superficie son preferibles los guijarros a la grava, ya que permiten apreciar cuándo es necesario el riego.