Para resultar efectivos decorativamente las plantas densas y helechos. Los ejemplares más pequeños deben colocarse aislados o en composiciones deliberadamente apiñadas. Una sola violeta africana en un cesto de mimbre o porcelana, iluminada por una lámpara de lectura o un punto de luz, puede constituir el punto central en la decoración de un interior. Pero un grupo de las mismas plantas dispuesto sobre un pedestal para plantas, una bandeja de guijarros o una mesa adecuada produce un efecto realmente espectacular.
Estas y otras pequeñas plantas de flor, tales como el ciclamen, reciben la atención que merecen si se utilizan para la decoración de mesas, y una composición apiñada formará un bonito centro en una mesa de comedor. Cuando se utilicen plantas pequeñas en una composición combinada, hay que conseguir unas proporciones equilibradas; sino, los ejemplares más pequeños pueden quedar agobiados por plantas sólo ligeramente mayores. Las plantas más exóticas, como los cactus y las crasas, quedan mejor colocadas contra un fondo lineal: sobre una mesita de café moderna, por ejemplo o en una batea para plantas. Elijase un recipiente de curvas limpias, que siga las líneas de la planta o plantas.
Las crasas de tonos verde grisáceos, como Gasteria, armonizan con el brillo del peltre. Los especímenes más pequeños resultan muy atractivos colocados en pequeños recipientes fuera de lo corriente: Echeveria elegans o un pequeño Sedum en una copa para huevos, por ejemplo. Los helechos y plantas densas pueden disponerse aisladamente o formando una masa para obtener un efecto tradicional. Nephrolepis exaltata, por ejemplo, resulta atractivo en un pedestal isabelino. Su delicado follaje armoniza generalmente mejor con recipientes de época, pero queda bien en cestos colgantes.